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Charles Pathé y Otros Realizadores |
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En 1896, Charles
Pathé funda, en colaboración con sus hermanos,
la PATHÉ FRÉRES,
empresa dedicada al negocio del fonógrafo. Pero muy pronto
entra a participar en la explotación del cinematógrafo,
en la que se colocará a la cabeza, con la creación
del primer gran imperio del celuloide, llegando a controlar la fabricación
de aparatos y la producción, distribución y exhibición
de películas a nivel mundial. La producción de películas
de la Pathé se inicia más
adelante, con las típicas vistas al estilo Lumière,
aunque pronto buscará nuevas fuentes de inspiración.
Si Lumière crea el invento
y Méliès el espectáculo, empresas como la
PATHÉ FRÉRES y la GAUMONT
en Francia, y la EDISON Co. en
Estados Unidos, construirán la industria. Charles
Pathé pone en marcha la organización industrial
de su negocio con la contratación de técnicos y realizadores,
y lanza a las primeras estrellas del cine. Pronto establecerá
sucursales en toda Europa y América, y llegará a los
rincones más alejados del planeta. También crea el
primer noticiero cinematográfico, que a partir de 1908 recibe
el nombre de Pathé Journal, y comercializa el Pathé-baby,
un pequeño proyector para el hogar.
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Charles Pathé
dejará los aspectos creativos en manos de sus realizadores.
El primero y más importante será Ferdinand
Zecca, cuyas películas son producto de la influencia,
y en ocasiones de la imitación, de la obra de Georges Méliès
y de la de la Escuela de Brighton. La característica distintiva
de la obra de Zecca será su afán realista incluso
al tratar temas fantásticos. De modo que al utilizar un determinado
truco, éste es integrado en el relato como un recurso narrativo
más, y no como base de la trama, cosa frecuente en las piezas
de Méliès. Como muestra, en una de sus películas
ubica la acción en un vagón de tren, realmente un
decorado, en cuya ventana aparece un paisaje en movimiento. Posteriormente,
este truco será perfeccionado por otros y empleado de forma
sistemática.
Dentro de esta línea realista
se inscriben sus escenas dramáticas, que se ajustan a la
fórmula del folletín y del melodrama victoriano, aunque
encubiertas bajo la apariencia naturalista de autores como Émile
Zola, en cuyas obras se inspira Zecca
para realizar Las víctimas del alcohol
(1902) y La huelga (1903). Temas
sociales, de fuerte raigambre popular, que aborda la literatura
naturalista, pero que Zecca reconduce hacia el melodrama y el folletín
social con su capacidad para captar los gustos del público,
incluso antes de que estos se manifiesten.
En estos años, entra en la
industria del cine francés otro gran empresario que habrá
de convertirse en el más duro adversario de Charles Pathé,
León Gaumont. Al igual que la
de Pathé, su empresa se dedicará tanto a la fabricación
y venta de aparatos como a la producción de películas.
Más preocupado por los aspectos
técnicos, dejará a cargo de la producción de
películas a su secretaria, Alice Guy.
Alice Guy es
la primera directora de la historia del cine, dirigiendo unas doscientas películas entre 1886 y 1906 y precedió al mismo Méliès en la concepción del cine de ficción. En 1897, realiza el
primer film de ficción, La Fée
aux choux. En sus películas hace uso de trucos y de
avances técnicos y, ya en 1906, hace películas acompañadas
de sonido grabado en cilindros de cera. Emigró a New York en 1907 donde creó una productora y trabajó hasta 1920. Su papel ha tardado en ser reconocido ya que apenas se conservan una docena de muestras de sus películas. Cuando
en 1907 abandona la Gaumont, le sucederá al frente de la
producción Louis Feuillade,
el cual será el realizador más importante de los próximos
años en el cine francés.
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Film dÁrt |
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El agotamiento de los temas tratados
en las películas, que todas las productoras repiten copiándose
unas a otras, desencadena una progresiva pérdida de interés
por parte del público en el que no forman parte las élites
intelectuales que consideraban al cine un entretenimiento de barraca
de feria. A pesar de ello, la competencia que le hace el cine al
teatro comienza a ser importante, de ahí que, entre estos
dos sectores, surja una colaboración que a ambos interesa.
Los actores, músicos y dramaturgos verán en el cine
una vía fácil de hacer buenos ingresos, mientras que
la incipiente industria cinematográfica contará con
su aportación y con su prestigio para superar la crisis de
argumentos que atraviesa. Se recurre a los más reconocidos
autores de la época, que escriben argumentos para el cine
o adaptan los grandes temas del teatro clásico, y a los mejores
actores de la Comédie Française para que interpreten
estas piezas ante la cámara.
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Con estos parámetros aparece
en 1908 un nuevo movimiento impulsado por los
hermanos Laffite, y organizado por la productora FILM
D´ÁRT, que debuta en la sala Charras de París,
con un programa múltiple en el que destaca El
asesinato del Duque de Guisa (L'assassinat du Duc de Guise).
A esta presentación asiste lo más selecto de la sociedad
parisina de la época, que acoge con los brazos abiertos,
esta nueva fórmula, que trata de arrancar al cine de la barraca
de feria y de la cervecería popular, pero que supondrá
un retroceso en la evolución de la expresión puramente
cinematográfica, ya que con estas producciones se retoma
la estética teatral, según la cual la filmación
se realiza en un único plano general y no incorpora, de ninguna
manera, efectos de montaje. Las más celebradas figuras de
la escena parisina, entre ellas la mítica Sarah
Bernhardt, actúan delante de la cámara que,
sorda a sus declamaciones, tan sólo registra la expresividad
del gesto, en algunos casos excesivamente enfático y teatral.
La sociedad de los hermanos Lafitte
tendrá una vida breve, y sus escasas producciones obtendrán
resultados económicos mediocres. Sin embargo, a partir de
esta iniciativa, Pathé y Gaumont crean su departamento de
arte y en Italia, Dinamarca y Estados Unidos aparecen nuevas productoras
que imitan la experiencia de la FILM D´ÁRT.
Sin duda, la difusión de este modelo constituye, ante todo,
una marcha atrás en la evolución que había
experimentado el cine. Sin embargo, los pasos que se vienen dando
en Estados Unidos, en estos mismos años, se encaminan en
sentido contrario, y la llegada de esta tendencia teatral al país
no podrá frenar los avances que allí se realizan en
el desarrollo de un nuevo lenguaje cinematográfico.
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