En la Italia de Mussolini también
se intenta promover la industria cinematográfica. En 1935,
se crea el Centro Sperimentale di Cinematografia y en 1937 se construyen
los estudios de Cinecittà. A la vez se promueve una producción
de espectaculares reconstrucciones históricas y de ligeras
comedias sentimentales. Los detractores de este cine oficial se
agrupan en torno a revistas, a círculos intelectuales y en
el propio Centro Sperimentale di Cinematografia desde donde se proclama
la necesidad de un cine realista, y en sus aulas o en cine-clubs
se proyectan las películas prohibidas de los maestros de
la escuela soviética y del realismo francés.