Al principio, sólo una productora menor, la WARNER
BROS, mostrará interés por el cambio en su intento
de competir con las grandes compañías de Hollywood,
estableciendo un acuerdo comercial con la AT&T-WESTERN
ELECTRIC, por el que adquiere el derecho de explotación
del sistema de grabación y reproducción electrónica
a través de discos fonográficos, al que denominarán
Vitaphone.
Los primeros ensayos realizados en
1925, van encaminados a la grabación de breves números
de variedades, cómicos o musicales que la productora ofrece,
como novedad, junto con su producción de largometrajes mudos.
El estreno definitivo del Vitaphone se realiza al año siguiente
con la producción Don Juan (1926),con
la música orquestada de la ópera de Mozart; pero será
El cantor de jazz (The Jazz Singer, 1927)
el primer largometraje con música y palabras.
En 1928 la FOX
FILM CORPORATION adopta un sistema óptico de grabación
de sonido en la cinta de celuloide, paralelo a los fotogramas. El
sonido óptico acabará imponiéndose al sistema
magnético. Todas la productoras se irán sumando al
invento. Algunas desarrollarán sus propias patentes como
la RKO en Estados Unidos y la TOBIS
KLAUGFILM en Alemania.
La guerra comercial volverá
a producirse durante los años 1928 a 1931 para repartirse
el mercado mundial de los equipos para estudios y salas.
La implantación del cine sonoro
en España no será fácil. En 1930 tan sólo
se rueda una película con sonido. Durante estos años,
para sonorizar las películas se recurrirá a otros
países, principalmente a Francia. Curiosamente, uno de los
clásicos mudos del cine español, La
aldea maldita, rodada en 1929 por Florián
Rey, será posteriormente sonorizada en Francia.
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