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El Ángel AzulMujeres de uniforme M,  el  vampiro de Düsseldorf M,  el vampiro de DüsseldorfEl Testamento del Doctor Mabuse Olimpiada

En 1930, Josef von Sternberg, produce la primera película del cine sonoro alemán, El Ángel Azul (Der blaue Engel). Su éxito será fulminante y conducirá a Sternberg y a Marlene Dietrich directos a Hollywood.

En 1931, aparece una obra maestra hecha por mujeres y dirigida por Leontine Sagan, Mädchen in Uniform (Mujeres de Uniforme), un clásico del cine alemán. La película es una denuncia del incipiente nacismo y es también una muestra rompedora, libre y clara del erotismo entre mujeres. En ella, se habla de disciplina, de ideas revolucionarias, de amor entre mujeres y de suicidio para expresar liberación. La intimidad y el calor humano triunfa ante la autoridad ciega y la represión. Además, la película continúa siendo una extraordinaria experiencia de imágenes y sonido.

Otras figuras clave del cine sonoro alemán, anterior al Tercer Reich, son G.W. Pabst y Fritz Lang, que con obras personales de muy distinto carácter, darán testimonio de la angustiosa realidad social y política de la Alemania del momento.

Pabst continúa su trayectoria dentro del cine realista, y a esta corriente se unirán nuevos cineastas, cuyas obras serán, en algunos casos, prohibidas.

Por su parte, Fritz Lang realiza dos importantes películas. M, El vampiro de Düsseldorf (M, 1931) es un profundo análisis de la personalidad criminal de un asesino de niños y de la reacción en cadena que provocan los acontecimientos en su comunidad. Una sencilla trama policíaca, con la que Lang, por un lado, penetra en la tragedia del obseso sexual, y por otro, hace una dura crítica a la sociedad. Su siguiente film, El testamento del doctor Mabuse (Das Testament des Dr. Mabuse, 1932), que acabará siendo prohibido, narra las acciones de un grupo criminal dirigido por el diabólico Dr. Mabuse, dotado de poderes hipnóticos. Lang declarará posteriormente haber intentado representar con esta obra a Hitler y a su partido.

Aparecen en estos años corrientes de cine épico, romántico y más intimista, que en general darán obras banales. Sin embargo, aquí destacará uno de los más grandes exponentes del género, el virtuoso Max Ophuls, aunque su consagración definitiva sólo llegará después de varias películas alemanas y francesas, en las próximas décadas, y eso será en América.

En 1933, con la subida de Hitler al poder, serán muchos los que abandonen Alemania: Fritz Lang, G.W. Pabst, Max Reinhardt, Max Ophüls, Billy Wilder, Fred Zinnemann y Robert Siodmak, entre otros. Tras la marcha de sus grandes maestros, el vacío artístico y humano de la producción cinematográfica alemana evidenciará el desolado panorama en que se sume el país a partir de este momento.

En cualquier caso, hay que citar los trabajos realizados por Leni Riefenstahl, asesora cinematográfica del Partido Nacionalsocialista. El triunfo de la voluntad (Triumph des Willens, 1936), es un estremecedor monumento a la gloria del Tercer Reich, y Olimpiada (Olympia, 1938), es un testimonio de excepcional calidad de los IX Juegos Olímpicos celebrados en Berlín, en 1936. Ambos filmes, rodados con enorme riqueza de medios (más de sesenta cámaras, teleobjetivos, escenas rodadas en estudio con puesta en escena, presupuesto casi ilimitado) llevaron el documental de propaganda a su cima pero sin olvidar que Olympia fue incluida en 1940 en EE.UU. entre las diez mejores películas sonoras de la historia.

Capítulo IV: El ángel azul.