La invasión alemana del territorio de la Unión Soviética
trae consigo la ocupación y la destrucción de sus
estudios de cine. En estas condiciones, el cine soviético
vuelve a centrarse, como ya lo hiciera durante su guerra civil,
en la producción de películas documentales.
Entre 1943 y 1945, rueda Sergei Eisenstein
su testamento artístico: Ivan el
Terrible. Se trata de una biografía del zar, que el
cineasta, en plena madurez creadora, proyecta como una amplia trilogía,
pero no la completará. En 1946, la segunda parte es prohibida
y el proyecto de la tercera es cancelado.
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