Ante la creciente popularidad del fenómeno televisivo, los
estudios de Hollywood inician una etapa de espectacularidad y de
novedosos procedimientos técnicos. Aparece el cine en relieve
o en 3-D, el Cinerama, con un sistema de tres películas contiguas
proyectadas en una enorme pantalla cóncava, la pantalla circular
del Circarama, y el cine oloroso u Odorama.
Éstas son tan sólo
algunas de las estrambóticas propuestas que desarrolla la
industria de Hollywood, en un intento de atraer a las grandes masas
de público. Pero de esta fiebre técnica surgen las
películas de 70 milímetros y el cinemascope y con
ello la pantalla panorámica, de proporciones en torno a 1/2,
que se impone al formato tradicional de 3/4.
Para abaratar, en la medida de lo
posible, los gastos de producción, los estudios americanos
comenzarán a rodar sus películas en países
europeos. En Italia se rueda Ben Hur (1959), de William Wyler, y Cleopatra (1961-63) de J.L. Mankiewicz. A España
llegará en 1959, el célebre productor Samuel
Bronston que producirá, entre otras, El
Cid (1961), dirigida por Anthony Mann.
Pero, frente a este cine encabezado
por Hollywood, surgen en varios países nuevas corrientes
, con producciones menos costosas y mayor independencia creativa.
Se trata de cine alternativo, experimental, avant-garde, underground..., que en ocasiones es cine de calidad, comprometido,
feminista, intimista, y explorador de técnicas.
Así, aparecen los nuevos
cines y el cine de autor. Aunque estos cines no se ven
favorecidos por los medios de distribución.
Este capítulo, aunque lleva
el título " los años 60 y 70", se inicia
con obras pertenecientes a los últimos años de la
década de los 50.
|