Las cinematografías europeas tienen que competir con la industria televisiva y con las superproducciones de Hollywood. Se sobrevive gracias a las políticas proteccionistas y de subvenciones desarrolladas desde los Estados y a la puesta en marcha de proyectos en régimen de producción y coproducción con las televisiones oficiales.
Pero en los años 90, algunas empresas europeas importantes, como CYBY 2000, Berlusconi o STUDIO CANAL +, se proponen una nueva línea de acción más internacional que permita una competencia en igualdad de condiciones con las grandes producciones norteamericanas.
A pesar de su vocación comercial, estas producciones apuestan por un cine de autor o, como dice Manuel Vidal Estévez en su artículo Cines europeos versus cine europeo. Instantánea (Historia General del Cine, Volumen XII, VV.AA., Ediciones Cátedra, S.A., 1995), "por un cine lo más mayoritario posible, perfectamente exportable, pero "con una imagen de marca autoral".
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