De Abel Gance,
el más inquieto del grupo francés de la Escuela Impresionista,
destaca su obra tremendamente ambiciosa y visionaria. Aunque muchos
le califican de grandilocuente, pedante y melodramático,
son innegables sus aportaciones en la búsqueda de nuevos
recursos con los que construir un lenguaje cinematográfico.
En La rueda
(La roue, 1921-1923), tragedia
del ferroviario Sísifo, Gance renueva, en un fragmento antológico,
los recursos del ritmo y del montaje corto, utilizado antes por
Griffith en Intolerancia, para componer
una autentica sinfonía visual, compuesta por breves imágenes
que acompañan a la locomotora en el recorrido interminable
de su trayecto.
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