Cuando Griffith
comienza su producción de películas, el cine se encuentra
dando aún sus primeros pasos. Apenas habían transcurrido
veinte años desde que los hermanos Lumière estrenaran
su Tren llegando a la estación
en el salón Indien de París. Y aunque las salas de
exhibición ya podían nutrirse de un elevado número
de pequeñas producciones, el cine no pasaba de ser considerado
como una atracción menor, como un divertimento sin más
valor en sí mismo. El reto entonces era proporcionarle una
dimensión artística y comercial que pudiese ponerle
al mismo nivel que otros espectáculos de la época.
Griffith es el artífice en la consecución
de estos objetivos.
Comenzó como actor en compañías de teatro e hizo sus pinitos como escritor antes de llegar al cine. Conoce bien el melodrama teatral y las novelas victorianas (Dickens) y naturalistas (Zola, Tolstoi) así como los recursos y trucos del teatro itinerante. Entre 1908 y 1912 rodó casi quinientas películas para la Biograph.
En sus primeras obras se aprecian
parte de estas innovaciones narrativas:
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Los argumentos repiten el esquema de una familia burguesa amenazada por un peligro que acaba superándose para restablecer el orden.
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Hace uso ya con cierto criterio de recursos como el flashback y el acercamiento del punto de vista de la cámara a la acción (planos medios y primeros planos).
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Utiliza la iluminación con fines dramáticos, panorámicas, travellings, decorados naturales,
fundidos, apertura y cierre de objetivo, flou,
sobreimpresiones, variadas formas de raccord a través de objetos, miradas y gestos, con la colaboración
inestimable de su operador de cámara Billy Bitzer.
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Los catchs (recortes en negro dentro
del plano) y los desenfoques creativos.
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El uso intencional de la profundidad de campo.
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Y la técnica del montaje paralelo, con la que hace coincidir
dos acciones en pantalla, alternando a través del montaje
de planos de cada una de ellas, hasta que finalmente ambas acciones
confluyan en una acción única (generalmente el rescate
de alguna víctima inocente). Consiguió tal perfeccionamiento
en esta técnica que a partir de entoncés este tipo
de montajes pasaron a conocerse como salvamento en el último
instante de Griffith (Griffith´s
Last Minute Rescue).
En 1915 dirige El nacimiento de una nación.
Considerada como el despegue del cine con relación al teatro
filmado, debido fundamentalmente a que:
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En ella Griffith consigue sistematizar y dar coherencia a todos
los elementos narrativos que antes se habían utilizado de
forma más o menos ocasional.
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Construye un lenguaje propio, sólido y eficaz.
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Fija unas convenciones que la gramática fílmica
no perderá ya nunca.
Además, la película - que trata de la relación
entre dos familias rivales en la Guerra de Secesión americana
- sitúa al cine dentro del aparato industrial,
por el alto presupuesto con el que contó el film (115.000 dólares
que sirvieron entre otras cosas para poner en movimiento a más
de 15.000 personas), por la insólita duración del film
(2 horas y 45 minutos) y porque su estreno llevó aparejados
un espectacular éxito de público, aunque también
fue causa de escándalos y críticas por sus sesgos racistas.
Un año más tarde dirige Intolerancia
(en la que colaboran Stroheim, Browning, Fleming...) donde
tira la casa por la ventana elevando el presupuesto a la impensable
cantidad de dos millones de dólares, que invierte en colosales
decorados y en la contratación de miles de extras. El argumento,
basado en la intolerancia de la que ha hecho gala la Humanidad a
lo largo de los tiempos, se estructuró en cuatro episodios
que recreaban distintas épocas y geografías. Para
aglutinar la disparidad histórica de los cuatro episodios,
Griffith introdujo un motivo poético que evocaba unos versos
de Walt Whitman, "Endlessly rocks the
Cradle/Uniter of here and hereafter".
En contra de los pronósticos,
Intolerancia resultó un fracaso
comercial. Ni el público ni la crítica (salvo los
directores rusos, a los que la película influyó notablemente
algún tiempo después) se mostraron dispuestos a asumir
con naturalidad los entresijos simbólicos de la nueva propuesta
de Griffith. Visto desde hoy, sin embargo,
el film reúne de nuevo lo mejor de su repertorio narrativo,
con una eficacia tan contundente, sino más, que la mostrada
en El nacimiento de una nación.
Griffith, como muchos otros directores,
se lanzará a la aventura de crear sus propias productoras.
Así, en 1915, funda junto a Ince y Sennett la TRIANGLE
PICTURES, que tendrá una vida muy corta.
Poco despues, en 1919, Griffith
funda junto a Douglas Fairbanks, Mary Pickford y Charles Chaplin,
la productora UNITED ARTISTS.
Sus siguientes largometrajes -entre los que destaca Lirios rotos (1919)- tendrán cada vez menos éxito. En 1930 rueda su primer film sonoro, Abraham Lincoln. Totalmente arruinado, sus bienes fueron subastados en 1935 y sólo él mismo pujó por los derechos de sus películas. |