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El Star-System

Durante los años de la Primera Guerra Mundial, la producción cinematográfica norteamericana alcanza su pleno desarrollo, convirtiéndose en una de las industrias más prósperas del país; por ello, cuando el conflicto alcanza su fin, en 1918, Estados Unidos se encuentra a la cabeza del mercado cinematográfico mundial. En esta situación, los presupuestos de las películas aumentan de manera considerable y, con el fin de minimizar los riesgos, se generaliza la aplicación de los modelos organizativos desarrollados por Adolph Zukor. Sin embargo, el éxito de una producción dependerá de la popularidad de los actores y actrices que participan en ella, y uno de los trabajos más importantes será su promoción. Así aparece la nueva industria: el Star-System.

En 1922, las principales empresas se agrupan en torno a la MOTION PICTURE PRODUCERS & DISTRIBUTORS OF AMERICA Inc., organismo encargado de establecer una normativa que articule el funcionamiento interno de las empresas y sus relaciones. Pero el presidente de esta asociación, el ex-ministro republicano Will Hays, irá más allá en el desarrollo de sus funciones y redactará un célebre código moral, el Código Hays, al que se verá sometida la industria de Hollywood a partir de 1930.

 

Capítulo 4: "Las estrellas de la pantalla".


Las Superproducciones
En los años 20, la joven industria norteamericana vive su mejor momento, lo que le permitirá hacerse con algunos de los más reputados profesionales europeos, sobre todo alemanes. Antes de que esto ocurra, la influencia del cine alemán y de las grandiosas reconstrucciones históricas de Ernst Lubitsch, alcanzará a Estados Unidos, donde comienzan a producirse películas espectaculares de alto costo como El ladrón de Bagdad (The thief of Bagdad, 1924) o Ben Hur (1926).

The inmigrant. 1917, ChaplinThe General.El mundo marcha. Suspense, 1923. Lois Weber El viento. Foolish wives. The marriage circle, 1924. Lubitsch Amanecer.La Ley del Hampa.Avaricia.







Cecil B. de Mille es el cineasta quie lleva este género grandilocuente al límite de sus posibilidades con la producción de una serie de obras adaptadas de la Biblia. La primera es Los diez mandamientos (The ten commandments, 1923), pieza que volverá a versionar con gran éxito en 1956. También son los años del western, género en el que comienza su carrera el director John Ford, y sobre todo de la escuela cómica norteamericana, que inaugurara Mack Sennett antes de la guerra, y que, en el momento actual, se encuentra en plena madurez, con figuras de la talla de Buster Keaton, Harold Lloyd, Stan Laurel y Oliver Hardy, más conocidos como "El Gordo y el Flaco", y por supuesto, Charles Chaplin.

El genial Buster Keaton trasciende lo cómico con sus extraordinarios gags de particular poética. Se trata de un realizador y actor magnífico que muestra su inocencia perpleja ante la grotesca crueldad del entorno, en obras maestras como El maquinista de la General (The General, 1927), The cameraman (1928), The navigator (1924), y muchas otras.

Por otro lado, surge en estos años un cine americano que, al igual que la literatura del momento, adopta un estilo directo, tomado de la crónica periodística. Muestra de ello es la obra del estadounidense King Vidor, en la que destaca la película Y el mundo marcha (The crowd, 1928), retrato de la realidad social norteamericana del momento, en el que un modesto empleado trata de ascender, inútilmente, en la escala social.

Lois Weber es la única directora en la época muda y además es la directora más importante del cine americano, ya que sus obras eran iguales o mejores que las de sus colegas. Sin embargo, se ve obligada a hacer cine independiente. Too Wise Wives y The Blot, de 1921, son muestras de su calidad, con caracterizaciones y una preocupación por los detalles en el estilo que destacará más tarde a directores como Bergman o Altman.

Capítulo 10: (7´45") Lloyd, Keaton, Sennet y Chaplin.
Capítulo 8: (Comienzo) Keaton

Europeos en Hollywood

El cine romántico también alcanza relevancia, sobre todo con la figura de Greta Garbo que llega a Hollywood procedente de Suecia, junto con los más importantes directores de aquella cinematografía: Mauritz Stiller y Victor Sjöström. Sjöström realizará, entre otras películas importantes, una obra maestra, El viento (The Wind, 1920).

Pero frente al éxito de la Garbo, tanto Stiller como Sjöström, al igual que muchos otros cineastas llegados de Europa, hallarán gran dificultad a la hora de abordar una producción de calidad en el seno de una industria que prioriza la rentabilidad económica y que se rige por un sistema de producción en cadena.

Otros europeos, como los alemanes Ernst Lubitsch y F.W. Murnau y los austríacos Josef von Sternberg y Erich von Stroheim, realizarán algunas de las obras más importantes del cine americano de estos años.

A Lubitsch se debe el comienzo de la alta comedia americana, que basa su acción en ligeros enredos resueltos con genialidad. Lubitsch marcará un estilo propio de comedia fina, humor discreto, sabia ironía y excelente puesta en escena.

Por su parte, Murnau llega a Hollywood precedido por el prestigio de su obra alemana, lo cual le permitirá afrontar sus proyectos con total libertad. En su película americana más reconocida, Amanecer (Sunrise, 1927), Murnau incorpora, de forma coherente, dentro de un universo plástico dotado de fuertes connotaciones pictóricas, tanto elementos procedentes de su experiencia artística previa en la Escuela expresionista alemana, como del más puro realismo americano. Murnau morirá prematuramente, aunque antes logrará finalizar una última obra maestra realizada en los archipiélagos de Polinesia y que se inscribe dentro del género documental: Tabú (1930).

Capítulo 11: (10´0") Amanecer, y al final del Capítulo 12.

El austríaco Josef von Sternberg, inaugura el género de cine de gansters con La ley del hampa (Underworld, 1927). Sternberg aporta, al tratamiento de la historia y de los personajes, un preciso análisis de tipos y del entorno social en el que se mueven, y una visión romántica de la rebeldía, próxima al anarquismo, que no abandonará a lo largo de toda su filmografía.

En esta misma línea realista, destaca la obra de Erich von Stroheim, que muestra, desde una óptica personal, un universo decadente y perverso, y analiza los aspectos más bajos de la condición humana. Esta actitud moral de Stroheim ante los acontecimientos narrados está presente de forma manifiesta en toda su obra, especialmente en Esposas frívolas (Foolish wives, 1921), en Avaricia (Greed, 1923) y en La reina Kelly (Queen Kelly), que no llega a finalizar y que supone, además, el fin de su carrera como realizador. Y es este posicionamiento moral el que habrá de depararle el rechazo de parte de la profesión, de la crítica y, por supuesto, de los censores.