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Al igual que muchas obras artísticas, esta película
deja patente la tendencia ideológica de su autor. Griffith
nació en 1875 en Kentucky en el seno de una familia sureña,
con un padre coronel del ejército confederado. Estas raíces
confluyeron en su posterior ideología racista.
La película, dirigida en 1915,
está basada en el melodrama The Clansman
(El hombre del Klan), de Thomas F. Dixon, y narra
los destinos cruzados de dos familias, los Stoneman, del norte y
los Cameron, del sur, durante la Guerra de Secesión estadounidense.
Como se puede observar a lo largo de la película, Griffith
muestra sus rasgos contra lo que consideraba la amenaza de la raza
negra y trata con benevolencia el nacimiento del Ku Klux Klan. Esta
incidencia derivará en las protestas surgidas durante su
estreno por parte de asociaciones abolicionistas y pro derechos
civiles.
Al margen de cuestiones ideológicas,
hay que reconocer a Griffith el mérito de lograr que el cine
abandonara la estética teatral. Así vemos cómo
Griffith maneja la ficción según sus propios criterios
artísticos; la cámara toma parte en los acontecimientos,
la acción es fragmentada y el montaje se convierte en la
base de la narración.
En la película de la que estamos
hablando existen algunas secuencias magistrales y toda la película
está salpicada de aciertos:
- La utilización del plano
detalle permite destacar elementos de la acción con
gran carga dramática.
Así ocurre con el plano de la flor que el encandilado
Stoneman le entrega a su amada; o la foto que Cameron ve de su
amor platónico; el plano corto del gato de la familia Cameron,
que se abalanza sobre un cachorro de perro, que subrayado con
el intertítulo "Hostilidad", anticipa la crueldad
del conflicto civil que se narrará más adelante.
Algunos de estos detalles son recortados visualmente con cachés
(catchs), recurso que Griffith
utilizó con profusión.
- La utilización de los planos
generales.
Nunca el cine había ofrecido espacios tan amplios, mostrando
la inmensidad de los campos de batalla, con el colosal
despliegue de extras y efectos especiales (cañonazos y
bombardeos) con que contó el film.
Pero además este tipo de plano es utilizado de forma expresiva,
como en la escena en que Lincoln tiene que tomar decisiones drásticas
de guerra. Estas secuencias concluyen siempre con el presidente
meditabundo y preocupado, encerrado en la soledad del plano general.
- Montajes paralelos.
Muy frecuentes a lo largo de la película. Por lo general,
concluyen con su popular salvamento en el último instante,
como en la secuencia de salvamento de Flora Cameron, perseguida
por Gus, el renegado. O en la secuencia final, con el salvamento
de las familias acorraladas por el ejército negro insurgente,
llevado a cabo por las tropas del Ku Kux Klan.
En estos montajes, Griffith ya desarrolla el progresivo acortamiento
de los planos de las diferentes acciones a medida que estas se
acercan a su confluencia final, circunstancia que las dota de
una progresión rítmica muy interesante a medida
que se acercan al clímax de acción (el clímax
es el punto más alto de la progresión dramática
de cualquier narración).
Con el montaje paralelo Griffith crea contrastes dramáticos
entre las acciones. En la secuencia previa a la partida de las
tropas sureñas al frente, en las que se montan en paralelo
tres acciones: el baile de despedida, la celebración
en la calle con fuegos artificiales, y la inquietud en los hogares
donde mayores y niños esperan la inaplazable partida de
las tropas. Con ello surge un contraste dramático muy emotivo,
al combinarse la alegría de las celebraciones con la tristeza
de la partida.
- La profundidad de campo.
Utilizando objetivos de distancia focal corta con un ángulo
de visión amplio y que magnifican las distancias y el espacio,
de modo que en un solo plano se muestran varios planos visuales
en profundidad, con más información que además
puede ampliarse rápidamente en la misma toma con travellings,
panorámicas... Por ejemplo: la secuencia en la que
la mujer con sus hijos, en primer término, ve partir a
las tropas y con un pequeño movimiento de cámara
se muestra el campo de batalla en el que desfilan cientos de soldados
en un plano lejano.
Dos secuencias magistrales con
todos los descubirmiento narrativos de Griffith:
Asesinato de
Lincoln
Se ofrece un meticuloso tratamiento de la fragmentación espacial.
El teatro en plano general de referencia, donde van a ocurrir los
acontecimientos: el plano general corto del palco, donde disparan
a Lincoln, el plano medio de los protagonistas en las butacas, el
plano general corto del escenario. La inclusión de estos
planos habría sido de muy difícil comprensión
para el espectador de entonces de no haberse incluido una y otra
vez el plano general de referencia, que permite integrar los detalles
de la acción. Curiosamente, el único plano que no
se puede ubicar en el espacio global es el del asesino, que de esta
forma adquiere la dimensión de personaje oculto.
En cuanto al tratamiento del tiempo,
también se observa ya la creación de una temporalidad
abstracta. Por un lado, las tres horas que aproximadamente dura
la acción narrada (que se puede medir por la duración
de la obra representada en el teatro, Nuestro
primo americano, de la que se muestra el comienzo del primer
y tercer acto) se reducen a los cinco minutos que aproximadamente
dura la secuencia. Esta compresión temporal no impide, por
otro lado, el alargamiento de otros fragmentos aislados, como puede
ser el momento del disparo, que se dilata unos segundos con la inclusión
de un plano del escenario (lo que genera cierto suspense).
Persecución
de Gus, el renegado
En esta secuencia se aprecia la eficacia del montaje paralelo. Por
un lado, permite contrastar en su inicio la soledad y fragilidad
de Flora Cameron con la ternura de la ardilla que está en
el árbol, creando una metáfora evidente. A la vez
se incluyen los planos de Gus, que merodea alrededor, significando
una amenaza para la joven. Instantes después se introduce
otra línea de acción, la del hermano de la chica que,
preocupado por su ausencia, sale a buscarla. Poco a poco, las acciones
de los tres personajes van a confluir, cuando el hermano consiga
llegar a tiempo de ver como las amenazas de Gus hacen precipitarse
al vacío a su hermana. Finalmente consigue recuperar el cuerpo
moribundo de su hermana. Hasta este punto se ha producido un montaje
alternado con la persecución de los tres personajes, en un
frenesí de planos que muestran las referencias visuales del
paso de cada uno de ellos por los mismos sitios, permitiendo al
espectador calcular el tiempo que les separa.
Griffith desarrolla con acierto estas
técnicas novedosas y complejas en un tiempo en que la narración
fílmica se encuentra en un estado primitivo. Aún las
mejora en su siguiente película, Intolerancia,
y con ello establece unos recursos que el cine ya no abandona.
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