El cine alemán también
goza del apoyo de la televisión estatal. En este entorno,
Rainer Werner Fassbinder continúa
con sus magistrales melodramas, como el producto kicht Lili
Marleen (1980), y los dramas sobre la Historia (negra) de
Alemania, como Lola (1981), que es
de lo mejor del autor, con dirección de cámara perfecta,
un reparto grandioso y una dramatización impresionante; o
como la apasionante La ansiedad de Veronika
Voss (Die Sehnsucht der Veronika
Voss, 1982). Justo antes de morir, en medio de la polémica,
a los 36 años, dirige Querelle
(1982), sobre la frustración de la homosexualidad en una
sociedad burguesa.
Wim Wenders
hace algunas películas en EEUU, Relámpago
sobre agua (Lightening over water,
1980), codirigida con Nicolas Ray,
y Paris, Texas (1984). Después
se dedica a un cine introspectivo y alejado del espectador. En 1987
realiza la fábula poética Cielo
sobre Berlín (Der Himmel ubre
Berlin), y en 1991 Hasta el fin del
mundo (Jusqu´au bout du monde),
de aventuras-ciencia-ficción, que es como un relato filosófico
y de amor por el cine.
El austriaco Peter Handke, que es escritor
y colaborador de Wenders, basa sus películas La
mujer zurda (1977) y La ausencia (1992) en sus novelas y, como en éstas, muestra una rara
capacidad para transmitir sentimientos, con relatos descriptivos
y fríos.
Doris Dörrie alcanza un notable éxito con Hombres, hombres (Männer..., 1986) una cortante
sátira feminista y un agudo retrato de los pomposos hombres
de clase media, con sus reacciones ante el engaño de sus
mujeres al liberarse de los estereotipos, la sexualidad y el aburrimiento
a los que ellos las someten.
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