Los profesores y profesoras de Religión, de las materias alternativas y de Ciencias Sociales y Filosofía llevan años utilizando determinadas películas para provocar debates sobre temas concretos entre sus alumnos. La SEMINCI de Valladolid, el Festival de Cine más prestigioso de nuestro país por su enfoque testimonial y humanista, nació como Semana de Cine Religioso y se transformó con el tiempo en Cine de Valores Humanos.
El cine para estudiar valores se ha utilizado siempre y puede ser un buen recurso para el trabajo de los temas que la LOGSE y sus posteriores desarrollos han llamado temas transversales, y en general para todos los referentes a cuestiones morales, cívicas o éticas. Podemos citar algunas de las más evidentes (sin agotar con ello el catálogo):
- Educación que favorezca posiciones de paz, diálogo y no-violencia.
- Fomento de actitudes de tolerancia y respeto a la diversidad y a la diferencia.
- Divulgación de los Derechos Humanos.
- Planteamiento de la igualdad de derechos y oportunidades entre sexos.
- Posturas de conocimiento y defensa del entorno y del medio ambiente.
- Educación para el consumo responsable y crítico.
- Reflexiones sobre el papel ético de la ciencia y el desarrollo sostenible.
- Fomento de una conciencia humanista, no discriminatoria y solidaria.
- Educación para la salud.
- Desarrollo de la inteligencia afectiva.
- Educación sexual.
- Educación vial.
La sociedad exige de la escuela una responsabilidad en esa Educación en Valores que no se manifiesta en casi ningún otro ámbito público ya que se fomenta la violencia, el morbo y el machismo en la mayoría de los medios de comunicación y evasión (cine, TV, videojuegos, cómic) y tampoco los adultos practican de forma mayoritaria valores como la no discriminación o el consumo responsable. ¿ Qué decir de los poderes públicos en temas como defensa del medio ambiente, resolución dialogada de conflictos o posturas de paz mundial?
El cine transmite valores y nos presenta conflictos ante los que toma posición y difunde ideología. El cine comercial refleja una realidad bastante sesgada: un mundo masculino en el que se abusa de la violencia para solucionar conflictos, un mundo consumista y urbano y en suma, un mundo reflejado con la mirada de un turista occidental. Creemos que hay otro tipo de cine (y de lecturas) que nos pueden ayudar a nosotros y a nuestros alumnos a ver las cosas de otro modo. La tarea no es sencilla, pero asumirla será muy enriquecedor para nosotros tanto personal como profesionalmente, sobre todo si lo hacemos en equipo con otros compañeros.
Cine y conflictos
Podemos ayudar a nuestras alumnas y alumnos a formarse como personas libres y autónomas capaces de construir racionalmente su sistema de valores. Pero, para que lleguen a enjuiciar críticamente la realidad y, sobre todo, a tener una conciencia solidaria y activa que les lleve a implicarse, deben tener experiencia en enfrentarse a los conflictos con voluntad y posibilidades de superarlos.
Los conflictos aseguran una realidad incierta que nos produce desasosiego y angustia. Son situaciones de apuro, de difícil salida y, a veces, con final desgraciado. Los conflictos provocan antagonismo y pugna, y pueden desembocar en posturas radicales y violentas. El cine nos permite tener experiencias antes de que se nos presenten conflictos similares en el mundo real, pero además forma nuestro hábito de enfrentarnos a ellos ya que nos hemos puesto en el lugar del otro y hemos aplaudido o rechazado las decisiones que toma. El analizar y debatir sobre conflictos debe permitir que, además de quejarnos, tomemos posturas de compromiso ante los problemas.
El drama juvenil ¿un género?
Muchas películas, como muchas historias desde Shakespeare (Romeo y Julieta) hasta nuestros días, son dramas y están protagonizados por jóvenes.
Si nos referimos a un género "específicamente juvenil" solemos pensar en historias que narran las peripecias vitales de adolescentes o diecisieteañeros, generalmente enfrentados de forma radical -cuando no violenta- con su entorno familiar, escolar o social.
La mayoría de esas historias muestran los problemas de adaptación social de jóvenes de los suburbios urbanos cercanos, pero no integrados, a una sociedad capitalista que les incita al consumo a través de la publicidad y los medios de comunicación pero que no les da participación en el mundo económico. El grupo (banda , tribu o, simplemente, los "colegas"), el enfrentamiento con la familia y las instituciones y los problemas cotidianos enmarcan el difícil aprendizaje de esos jóvenes que se mueven en el peligroso filo que separa el delito de la supervivencia. |