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Leer las páginas del libro de texto relacionadas con el tema

Partimos aquí del ejemplo de la Historia de primer ciclo de E.S.O. pero, lógicamente, en Literatura Universal, Historia de la Filosofía, Historia del Arte, Religión, Sociedad-Cultura-Religión u otras, recurriremos a otro enfoque de los textos.

Leer unos textos o capítulo del libro

Si no tenemos nada preparado, la propia obra de Umberto Eco nos permite seleccionar numerosos textos: descripciones de lugares, personajes y situaciones históricas, referencias a pensadores (Aristóteles, san Agustín, Tomás de Aquino, Occam, Bacon) o lectura de un Día (hay siete Días, cada uno de ellos dividido en siete u ocho Horas litúrgicas de entre cinco y veinte páginas de media cada una). En el caso de alumnos de Bachiller parece deseable que lean la novela entera (pese a las dificultades, como su extensión, los textos en latín o la cantidad de referencias históricas, filosóficas o teológicas). En todo caso si se motiva a alguno de ellos ya es un objetivo muy deseable.

Preparar un cuadro de observación

Ejemplos de trabajo para alumnos de diversas materias y niveles. Se trata de preparar unos cuantos aspectos a observar y relacionar aspectos del film con temas a estudiar.

Modelo 1- El monasterio en la Edad Media (Historia primer ciclo ESO)

Tema Escena Observaciones
Arquitecto (planta)
   
Actividades de los monjes
   
Relaciones con el mundo exterior
   
Papel social y económico
   
Cultura y arte
   

Modelo 2- El nacimiento del Humanismo (Filosofía Bachiller)

Tema Escena Observaciones
El personaje de Guillermo de Baskerville
   
El pensamiento del mundo clásico
   
Referencias a otros pensadores
   
Su papel de educador
   
Contradicciones entre razón y fe
   
Pugna entre pensamiento medieval y moderno
   

Modelo 3- La disidencia de la Iglesia (Religión y Soc.-Cult-Rel.)

Tema Escena Observaciones
La polémica sobre la riqueza de la Iglesia
   
Poder civil y Papado (Simonía y nepotismo)
   
Jerarquía e Inquisición(Crítica y obediencia)
   
Los debates entre órdenes (visiones teológicas)
   
La disidencia: de las discrepancias a as herejías
   

Modelo 4- Diferencias entre la novela y el film (Literatura y Comunicación Aud.)

Libro Cambio en el film Análisis de los cambios
La huida de Ubertino de Casale
   
Los personajes y acciones de Severino y Malaquías
   
La razón por la que Guillermo encuentra el laberinto
   
La peripecia de la campesina amada por Adso
   
El final del Inquisidor Bernardo Gui
   

 

Textos de introducción

 

 

 

 




 

 

 

 




 

 

 

 

 

 




Los monasterios

I. El Clero era el estamento que se dedicaba a la oración (oratores) y a rogar por los otros dos estamentos. Hemos de distinguir entre el alto clero (obispos, abades..., es decir, señores feudales con grandes propiedades) y bajo clero (sacerdotes y frailes). Al igual que el castillo, el monasterio era otro centro de poder, pero además era un lugar de oración, estudio y trabajo. Geográficamente estaba situado en un punto aislado, pero estratégico.

II. El monasterio era un centro de oración y, a la vez, centro económico. Estaba constituído por un grupo de edificaciones, cada una de las cuales tenía una función concreta.

- La iglesia
- El claustro
- El refectorio
- La sala capitular
- El scriptorium
- La hospedería


III. En 1348 una epidemia de peste afectó a la población europea y causó la muerte de millones de personas. Y, a pesar de que en 1351 ya había diezmado Europa y parecía terminada, la peste siguió produciendo diversos brotes en los años siguientes. De hecho no se extinguió totalmente hasta finales del siglo XVII.(...). Todo esto dio lugar a numerosas revueltas campesinas, que afectaron al campo europeo durante los siglos XIV y XV.

IV. La Iglesia era un poder feudal más, por sus bienes inmuebles, en especial tierras. Por su parte, los monarcas procuraban controlar los cargos eclesiásticos, imponiendo a los obispos e invistiendo a los abades. las consecuencias de esta situación fueron la simonía o venta de cargos al mejor postor y el nepotismo, situación que se produce cuando los laicos acceden a cargos eclesiásticos por parentesco con el donante.

Pronto los fieles empezaron a desconfiar de la jerarquía y surgieron personas que pedían la reforma de la Iglesia. Las órdenes monásticas, por una parte, y las herejías, por otra, intentaron acabar con los abusos y el desprestigio de la Iglesia.

V. A principios del siglo XIII, aparecieron otras órdenes de carácter urbano, las órdenes mendicantes, que carecían de bienes propios y subsistían gracias a la limosna y la caridad. Los franciscanos (fundados por san Francisco de Asís) y los dominicos (por santo Domingo de Guzmán) fueron las más importantes. (...) Aparecieron las herejías, doctrinas que ponían en duda las concepciones de la Iglesia. ya en los primeros tiempos del cristianismo se habían puesto en duda determinados conceptos, pero ahora se atacaba a la jerarquía, las riquezas y la propiedad de la Iglesia. (...) Para contrarrestar las herejías, la Iglesia creó la Inquisición, cuya organización estaba en manos de los dominicos.

 

Fin de la Edad Media

Toda época suspira por un mundo mejor. Cuanto más profunda es la desesperación causada por el caótico presente, tanto más íntimo es ese suspirar. Hacia el fin de la Edad Media es una amarga melancolía el tono fundamental de la vida (...) La nostalgia de una vida más bella ha visto delante de sí en todo tiempo tres caminos que se dirigen hacia una meta lejana. El primero ha conducido por lo regular fuera del mundo: es el camino de la negación de éste. La vida más bella sólo parece ser asequible en el más allá, sólo puede ser un desprendimiento de todo lo terrenal (...).

El cristianismo había impreso tan poderosamente en los espíritus esta aspiración - como contenido de la vida individual- que durante largo tiempo impidió casi por completo que se intentase el segundo camino. El segundo camino es el que conduce al mejoramiento y perfeccionamiento del mundo. la Edad Media apenas ha conocido esta aspiración. El mundo era para ellos tan bueno y tan malo como podía ser; es decir, todas las cosas, puesto que Dios las ha querido, son buenas; los pecados de los hombres son los que tienen al mundo en la miseria (...) El tercer camino (...) conduce hacia el país de los sueños (...) Puesto que la realidad terrena es tan desesperadamente lamentable y la negación del mundo tan difícil (...) perdámonos en el país de los ensueños y fantasías que velan la realidad con el éxtasis del ideal (...). La cultura literaria se ha edificado entera, desde la Antigüedad, sobre estos temas: el tema de los héroes, el tema de la sabiduría, el tema bucólico.

Hacia el final de la Edad Media, cuando empezaba a agitarse un espíritu nuevo, seguía siendo imposible en principio la antigua elección entre Dios y el mundo: la total repudiación de toda la magnificencia y belleza de la vida terrena (...) con peligro de perder el alma.

Johan Huizinga, El otoño de la Edad Media

 

La abadía

"Mientras trepábamos por la abrupta vereda que serpenteaba alrededor del monte, vi la abadía. No me impresionó la muralla que la rodeaba, similar a otras que había visto en todo el mundo cristiano, sino la mole de lo que después supe que era el Edificio. Se trataba de una construcción octogonal que de lejos parecía un tetrágono (figura perfectísima que expresa la solidez e invulnerabilidad de la Ciudad de Dios), cuyos lados meridionales se erguían sobre la meseta de la abadía, mientras que los septentrionales parecían surgir de las mismas faldas de la montaña, arraigando en ellas y alzándose como un despeñadero. Quiero decir que en algunas partes, mirando desde abajo, la roca parecía prolongarse hacia el cielo, sin cambio de color ni de materia, y a convertirse, a cierta altura, en burche y torreón (obra de gigantes acostumbrados a tratar tanto con la tierra como con el cielo). Tres órdenes de ventanas expresaban el ritmo ternario de la elevación, de modo que lo que era físicamente cuadrado en la tierra era espiritualmente triangular en el cielo. Al acercarse más se advertía que, en cada ángulo, la forma cuadrangular engendraba un torreón heptagonal, cinco de cuyos lados asomaban hacia fuera; o sea que cuatro de los ocho lados del octógono mayor engendraban cuatro heptágonos menores, que hacia fuera se manifestaban como pentágonos. Evidente, y admirable, armonía de tantos números sagrados, cada uno revestido de un sutilísimo sentido espiritual. Ocho es el número de la perfección de todo tetrágono; cuatro el número de los evangelios; cinco el número de las partes del mundo; siete el número de los dones del Espíritu Santo. Por la mole, y por la forma, el Edificio era similar a Castel Urbino o a Castel del Monte, que luego vería en el sur de la península italiana, pero por su posición inaccesible era más tremendo que ellos, y capaz de infundir temor al viajero que se fuese acercando poco a poco. Por suerte era una diáfana mañana de invierno y no vi la construcción con el aspecto que presenta en los días de tormenta.

Sin embargo, no diré que me produjo sentimientos de júbilo. Me sentí amedentrado, preso de una vaga inquietud. Dios sabe que no eran fantasmas de mi ánimo inexperto, y que interpreté correctamente inequívocos presagios inscritos en la piedra el día en que los gigantes la modelaran, antes de que la ilusa voluntad de los monjes se atreviese a consagrarla a la custodia de la palabra divina."

Descripción de la abadía en "El nombre de la rosa" de Umberto Eco